Sam Cassell habla. Habla mucho. Su ex-entrenador en los Clippers, el no especialmente amigable Mike Dunleavy, reconocía que la mitad de las veces no entendía lo que decía. Su ex-compañero en el Staples, Cuttino Mobley, creía que ni siquiera el propio Cassell se entendía a si mismo. Es difícil saber si esta incontinencia verbal de Cassell en los vestuarios y en la cancha (no sólo hacia el adversario como su buen amigo Kevin Garnett, sino hacia sus propios compañeros) tiene parte de la culpa de su carrera de trotamundos en la NBA. 9 camisetas diferentes en 17 años de profesional (y la "extra" de su único All-Star, el del 2004, donde se estrenó ya con 34 años).
Nacido en Baltimore hace 39 años, Cassell pasó de su Maryland natal a Texas donde pasó sus años de high school, y luego se fue a Florida, vistiendo la camiseta de los Seminoles de Florida State. Formó un extraordinario dueto exterior con Bob Sura (que en la NBA es más conocido como el hombre al que le anularon un triple-doble por fallar expresamente un tiro, y así coger su 10ºrebote), aunque no llegó nunca a una Final Four. Quizás por eso, a pesar de ser uno de los mejores bases de la NCAA, sólo consiguió ser elegido en el número 24 del draft de 1993, aquél en el que un palillo de 2.29m llamado Shawn Bradley fue elegido sólo por detrás de Chris Webber.
La suerte fue que su destino no estuvo nada mal. Pocos jugadores pueden presumir de ganar dos anillos en sus primeros dos años como profesional, y además con un cierto rol de importancia. Fue el segundo base, tras el hoy insoportable comentarista Kenny Smith, de aquellos míticos Rockets de Olajuwon, Drexler y el entrenador Rudy Tomjanovich que consiguieron dos títulos consecutivos (los únicos de su historia) en el 94 y en el 95. A modo de curiosidad, esas dos primeras temporadas fueron las únicas en las que promedió menos de 10 puntos por partido.
Cromo de Sam Cassell en su epoca como Rocket
A mediados de su tercera temporada en los Rockets, Sam Cassell promediaba, saliendo del banquillo, 14.5 puntos de media. Era una pieza básica de Houston, pero los Rockets tuvieron a tiro la posibilidad de montar uno de los "big-three", a priori, más espectaculares de la historia. Charles Barkley se unía a Drexler y a Olajuwon para buscar el "three-peat". Cassell fue una de las monedas de cambio que Phoenix pidió a cambio, y por tanto tuvo que hacer las maletas para Arizona. Por cierto, aquellos Rockets, con un Drexler mermado por las lesiones, acabaron siendo destrozados por los Sonics de Payton y Kemp en las Semifinales de Conferencia.
Aquel traslado fue el primero de muchos que tuvo que sufrir Cassell durante su carrera NBA. En aquella temporada, jugó 22 partidos con Phoenix, pero acabó volviéndose a mudar, esta vez a New Jersey, donde acabó el curso. En los Nets empezó a conseguir grandes números, acercándose al 20-10 de media (19.6 puntos y 8.0 asistencias) en la temporada 97-98, pero su reconocimiento global llegaría, irónicamente, en una de las franquicias menos mediáticas de la NBA: Milwaukee Bucks.
Los dos primeros años que jugó en Winscosin fueron los mejores que se recuerdan en Milwaukee desde los años setenta. Los Bucks tuvieron su "big-three" particular: el anotador compulsivo Glenn Robinson, el superclase Ray Allen y el líder absoluto, Sam Cassell. Ya por aquel entonces Cassell se convirtió en uno de los directores de juego más espectaculares de la liga. Gran anotador, buen pasador y, sobretodo, un auténtico motivador. Todos sus compañeros y entrenadores reconocen que el gran mérito de Casell iba más allá de los números. Era un líder, dentro y fuera de la cancha.
El Big Three de Milwaukee (más Tim Thomas por detrás)
Aquellos Bucks llegaron a poner contra las cuerdas a los Sixers de Allen Iverson en la Final de Conferencia del 2001, a los que llevaron al séptimo partido. Fue el año, por cierto, en el que llegó al equipo un joven rookie que sería años más tarde el líder de los Bucks, Michael Redd. Los Bucks no llegaron a volar tan alto en los años siguientes, y el proyecto acabaría desmantelado. Cassell sería traspasado a otro equipo de los "invisibles" en la NBA, los Timberwolves de Minnesota.
En Minnesota formó parte de otro "big-three", aunque algo más peculiar. Ya con 34 años, fue el revulsivo que animó a los Wolves a dar el salto adelante que tanto reclamaba su estrella indiscutible: Kevin Garnett. Junto a otro recien llegado, el polémico Latrell Sprewell, Minnesota llegó a su primera (y única) Final de Conferencia, cayendo ante los todopoderosos Lakers de Shaq y Kobe. El año siguiente, los Wolves fueron un polvorín que el coach Flip Saunders no pudo reconducir (demasiado gallo en el gallinero), y el equipo ni siquiera se clasificó para play-offs.
Garnett y Cassell, dos amigos en Minnesota
36 años tenía Cassell cuando fue traspasado por Marko Jaric y Lionel Chalmers. Era evidente que los Wolves tenían más esperanzas en el joven Jaric que en el ya veteranísimo Cassell, pero en los Clippers el "Maryland Motormouth" (el bocazas de Maryland) demostró que aún le quedaba gasolina y clase para dar y vender. En el primer año con Cassell en plantilla, la franquicia más desastrosa de la NBA moderna consiguió algo que nunca habían conseguido desde que, en los años 70, eran los Buffalo Braves: ganar una serie de play-off. Aquel año, Cassell se marcó unos números impresionantes para su edad: 17.2 puntos y 6.3 asistencias.
Los dos siguientes años, los Clippers volvieron a su nivel habitual de mediocridad y a Cassell empezó a pesarle el DNI por primera vez. Pero aún le quedaba una última etapa decisiva como profesional, y fue junto a dos viejos amigos suyos, Ray Allen y Kevin Garnett, ahora juntos en Boston. Fue oficialmente "cortado por lesión" por los Clippers a mediados de la temproada 2007-08 y fichó como agente libre con los Celtics. Ahí ejerció de suplente de lujo de un aún bisoño Rajon Rondo que pudo aprender muchas técnicas de perro viejo como director de juego. Cassell ejerció con gusto su papel de secundario y jugó minutos decisivos en más de un partido del play-off que llevaría a los Celtics a su primer título desde la época dorada de Larry Bird. Cassell acababa su carrera (aunque aún no lo sabía) como la empezó, con un anillo.
La (pen)última reencarnación de Sam Cassell
En la temporada 2008-09, Cassell no llegó a disputar ningún minuto. Sus piernas ya no eran las de antes, y daba la sensación de que su entrenador Doc Rivers lo reservaría para play-off, aunque en febrero fue sorprendentemente traspasado a Sacramento a cambio de una segunda ronda condicionada del 2015. Al día siguiente, Cassell fue cortado por los Kings para hacer sitio tras el trade con Chicago en el que estuvieron involucrados Salmons y Nocioni. Parecía evidente que Cassell, a efectos prácticos, ya no volvería a las canchas, pero fue ayer cuando se anunció su retirada definitiva.
No era sorprendente que uno de los jugadores más motivadores e inteligentes de la liga continuara su vida baloncestística en los banquillos. En las típicas encuestas anteriores al inicio de la liga, Cassell era un habitual como el más votado en la categoría "Jugador con más futuro como entrenador". Flip Saunders, su ex-entrenador en Minnesota, se lo lleva a Washington Wizards como asistente. Es de suponer que se lo pasará en grande, con esa eterna sonrisa instalada en su extraño rostro. Siempre le gustó dar órdenes desde el parquet. Sencillamente, ahora vestirá mejor
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